El autocuidado es la piedra angular de mi camino hacia el amor propio, y le doy prioridad a diario. Mi rutina es una combinación de prácticas físicas, mentales y emocionales que me ayudan a sentirme segura, centrada y conectada conmigo misma.
Por la mañana, empiezo con meditación y ejercicios de atención plena. Esto da un tono positivo al día y me ayuda a mantener los pies en la tierra. También me aseguro de mover el cuerpo haciendo yoga o ejercicio, lo que no solo me mantiene físicamente sana, sino que también mejora mi estado de ánimo.
El cuidado de la piel es una parte esencial de mi rutina de autocuidado. Dedico tiempo a mimar mi piel con productos que me hacen sentir bien. No se trata de ajustarme a los cánones de belleza, sino de cuidar mi piel como un acto de amor propio.
A lo largo del día, practico la gratitud y la autoafirmación. Me recuerdo a mí misma lo que valgo y la importancia de abrazar mi auténtico yo. Estas afirmaciones refuerzan mi camino hacia el amor propio.
Por la noche, me relajo con técnicas como la respiración profunda y la escritura de un diario. Esto me ayuda a liberar el estrés o la negatividad del día y me prepara para un sueño reparador.
En general, mi rutina de autocuidado consiste en cuidar mi bienestar físico y emocional, que forma parte de mi camino hacia el amor propio y la autenticidad.
